LEO MESSI
4º BALON DE ORO
Cristianao se quedo a la puerta
Leo
Messi se ha convertido en un mito viviente esta tarde en Zúrich al ganar su
cuarto Balón de Oro
consecutivo, que le encumbra como el mejor futbolista del mundo en
2012, y tras este premio para muchos es ya el mejor de todos los tiempos
al haber logrado un hito jamás alcanzado por ningún otro futbolista en
la historia.
Emocionado y nervioso al recibir su
cuarto Balón de Oro, el
argentino dedicó el premio a sus compañeros, en especial a Andrés
Iniesta,
y a su mujer y a su hijo recién nacido. "La verdad es que es increíble
recibir este premio otra vez y además de forma seguida, es
impresionante. Quiero compartirlo con mis compañeros del Barça,
especialmente con Iniesta, es un orgullo estar contigo hoy aquí y jugar
cada día contigo. También a mis compañeros de la selección argentina ...
Estoy muy nervioso ... Pero en especial se lo dedico a mi mujer y mi
hijo que es lo más lindo que me dio la vida", afirmó.
Después de eso
Messi recibió una larga ovación del
público asistente. Durante más de 30 segundos el mundo del fútbol
aplaudió al argentino. El de Rosario logró el premio con un 41,60 de los
votos.
Cristiano Ronaldo, segundo, logró el 23,68% y
Andrés Iniesta, tercero, el 10,91%.
En la gala también ha triunfado
Vicente del Bosque, entrenador de la selección española de fútbol, que se ha llevado el galardón de '
Mejor Entrenador de 2012', después de obtener el 34,51% de los votos frente al 20 y el 12 de Mourinho y Guardiola, respectivamente.
Pero el verdadero ganador de la noche fue
Messi. El
argentino ha superado todos los límites de lo imaginable en este 2012,
lo que le ha valido para que el mundo del fútbol le premie una vez más.
No han sido los títulos, puesto que sólo ha alzado la
Copa del Rey, sino sus goles, los
91 logrados en un año natural, y sobre todo su talento, esa esencia llena de magnetismo que hace vibrar a los aficionados de todos los lugares del mundo.
Este galardón subraya la superioridad del argentino sobre el resto de sus rivales, los actuales y los pasados. Los
Cristiano Ronaldo,
Iniesta, Xavi o Casillas y también los Cruyff, Di Stéfano, Zidane o
Ronaldo. Messi ha demostrado ser insuperable e inalcanzable. Su
capacidad de mejora es interminable, su afán de victoria infinito.
Devora récords de otros tiempos y suma aficionados allá por donde pasa.
Su atractivo futbolístico ha hechizado al todo planeta y con 25 años
Leo Messi es el jugador más laureado de la historia del fútbol en cuanto a distinciones individuales.
Los brutales números firmados a lo largo del año son sólo un reflejo de
las cualidades que atesora el mejor futbolista de todos los tiempos,
que tiene entre ellas el insaciable deseo de victoria. Sus méritos
individuales han enterrado los reclamos de sus otros dos adversarios.
El portugués Cristiano Ronaldo, cargado también de razones pero
resignado al segundo plano al que le ha relegado el astro argentino
desde hace tiempo, y el español Andrés Iniesta, el talento resguardado
entre el ruido que generan ambas 'bestias' pero que reivindicó sus
poderes tras imponerse como el mejor de Europa.
Messi
abre brecha con la terna de grandes que presumen de obtener tres
balones de oro: los holandeses Johan Cruyff (1971, 1973 y 1974) y Marco
Van Basten (1988, 1989 y 1992) y el francés Michel Platini (1982, 1983 y
1984) que, al igual que el argentino, obtuvo los premios de forma
consecutiva. Ninguno, sin embargo, lo hizo con la precocidad de la que
ha hecho gala el jugador del Barcelona y ninguno podrá jamás alcanzar la
cifra lograda por él.
A pesar de que el Barça solo ganó este
año la Copa del Rey, Leo no ha perdido el ritmo y continúa acumulando
goles y rompiendo marcas. El infalible delantero argentino se convirtió
en el máximo goleador de partidos oficiales en la historia del club
azulgrana (233 goles el 20 de marzo de 2012) y batió el récord de tantos
anotados en una temporada de la Liga de Campeones (14). Además, cerró
el 2012 con un nuevo registro, el del mayor número de goles en un año
natural, 91. Dejó atrás los 85 anotados por 'Torpedo' Müller en 1972.